martes, 18 de mayo de 2010

Nuevamente la izquierda se equivoco


Son ya casi más de dos décadas desde Chile se puso sus propios pantalones largos en lo que se refiere a la gestión económica como país, es tan sintomática esta realidad que incluso en esta columna nos atrevimos a dar opiniones de peso respecto a materias relacionadas. Y es destacable el hecho porque salta a la vista que quienes exponemos sin ser expertos en economía, no se puede desconocer que las opiniones tienen mucho sentido.

En Chile la izquierda nuevamente se equivocó, aunque esta vez sin las trágicas consecuencias del pasado.
Se equivoco cuando profitando descaradamente de nuestra próspera economía y valiéndose de la institucionalidad que la respalda , trato de derrumbarla, mejor dicho, intento imponer su proyecto ideológico, y por su puesto esto mayormente en perjuicio de quienes estamos hablando esta semana, los trabajadores.

Los think tank de las izquierda creyeron que con 20 años tendrían suficiente para imponerse hegemónicamente. Todos sabemos qué ha pasado en 20 años de "corruptación" y sólo viene al caso recordar que en su afán y por la alianza con monopolios y oligopolios el resultado ha sido un buen manejo económico, pero un desastre social. No vamos a entrar en detalles, pero nadie puede negar que hoy en Chile hay ricos ricos (poquísimos), y pobres pobres (muchísimos), ¿clase media? si se puede llamar así a los millones de inscritos en el DICOM, digamos que hay clase media.

Lo cierto es que en esta ocasión no estamos para entrar en detalles de la condena a la situación, estamos hablando de empresa y trabajadores y su organización por lo tanto lo expuesto anteriormente tiene que ver en reconocer que en Chile vivimos la prosperidad económica de un sistema "neo-mercantil", y este como tal es retrógrado e injusto en lo que se refiere a la distribución de la riqueza especialmente.

Obviamente los directores de transnacionales y los representantes de la oligarquía nacional (a quienes se les justifica su lógico interés por ganancias)), no van a reconocer que existió o existe una alianza con la izquierda y viceversa, y que harán alianzas o lobbies con todo aquel que favorezca sus intereses (legítimos). Mas el punto correcto es reconocer que en Chile no existe el libre mercado... y laissez faire... evidentemente que no.
Existe un mercado, existe competencia, pero estos están "cautivos", tiene dueños específicos.
cuando la PEYME no esta en condiciones de competir no hay libre mercado. Cuando los trabajadores no tienen representatividad, cuando sus salarios son paupérrimos como su existencia no hay libre competencia. Existe un mercado con pocos dueños... y eso es todo

La liberalidad de hace dos décadas fue transformada hábilmente por la izquierda y sus socios, y si se quiere comprobar repasemos minuciosamente: el aparato industrial, productivo, y de servicios, en verdad que no esta en manos del Estado, pero sí esta en "ciertas" determinadas manos, que se pueden identificar en una corta lista. Y el aparato de la administración del Estado que debiera ser pequeño hoy es 5 veces más grande que en los noventa y deficiente, y un ejemplo lastimoso y trágico se puede constatar con la ONEMI . Y evidentemente todo esto en perjuicio de las grandes mayorías.

Los efectos de la crisis mundial no han pasado, y quienes los sufren son un ejemplo cabal de lo injusto del sistema económico imperante. Quienes nos gobiernan, en su mayoría empresarios prósperos e inteligentes, lo mismo que los directores de las grandes compañías y grupos económicos están consientes que la situación actual no puede continuar, que se deben hacer correcciones y a la brevedad, el desastre natural que nos afecto se suma a esta urgencia.

Entonces existe la necesidad de que los trabajadores y sus líderes tomen conciencia de que lo que ha pasado en Chile en 20 años de gobierno izquierdista no fue algo casual. Que la prosperidad de la economía del país es real, y que el "cambio" no debe ser orientado hacia recetas añejas caducas e injustas.
Lo que se necesita, ya lo hemos dicho: es reasumir la correcta senda de la libertad de emprendimiento en todos los sectores de la vida económica. Asegurar la plena vigencia de la Institucionalidad, y que el Estado recupere su rol subsidiario en la vida social de la Nación.


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